Sin hábito, pero con mucha luz
En este Domingo de Ramos, nuestra estación de Penitencia, será menos estación que nunca, pero más Penitencia que siempre.
Este año la Semana Santa será muy especial, este próximo Domingo de Ramos, en el momento de nuestra estación de penitencia, no tendrá nada de estación, pero mucho de penitencia.
Este año, nuestra penitencia, será no poder mirarles a la cara, será no poder sentir su presencia cercana, será no llorarles cara a cara, será no poder llevarles por las calles de Almería, será no verlos iluminados con cirios, será no poder sentir la presencia viva del Señor en el Sagrario, cuando entramos al Templo, será conformarse con ver a nuestros titulares en fotografía.
Los cristianos tenemos la suerte de poder estar con Dios cuando queramos, sentir su presencia cuando deseamos, saber que siempre está a nuestro lado, alegría de tener al amigo que nunca nos falla, de llevarlo siempre con nosotros.
Felicidad y gozo de poner en sus manos, las alegrías como las tristezas, las penas y el dolor, las sorpresas y el amor. Sabemos que estando en Él, siempre habrá Esperanza, porque Él, es la luz de mundo, porque Él, es la sal de la tierra, porque en Él, ahora y siempre tendremos puesta nuestra FE.
Este Domingo de Ramos, el Señor ha querido que oremos con Él en la intimidad, que lloremos por los que ya no están, que pidamos por los que más van a necesitar, nada de capirotes, estandartes, ni costal, este año toca agradecer a todos aquellos que dejan su esfuerzo, sus horas, su vida… para que nosotros, nuestra vida podamos salvar.
Durante este tiempo, el Señor nos pide una cura de humildad, nos exige recapacitar, saber pensar en los hermanos, poder ponernos en el lugar de los demás. El Señor nos quiere más humanos, nos quiere, que a Jesús nos podamos asemejar. Porque Él dijo:
“Yo soy el camino, la verdad y la vida”.
Este año la Santa Eucaristía, no saldrá a la calle, pero siempre estará con nosotros, con su inmensa misericordia, con su mirada piadosa, mirando en el interior de nuestros corazones y dándonos la fuerza del Espíritu que necesitamos, para seguir adelante, en busca de poder acercarnos a Jesús por medio de su Santa Madre la Virgen María, porque El dijo:
“Yo soy la Resurrección y la Vida, quien cree en mí, vivirá para siempre”.
Hágase siempre tu voluntad tanto en la tierra como en el cielo.
Manuel J. Guerrero – Hermano y vocal de cultos de la Hermandad de la Santa Cena de Almería