Horario, itinerario, música y todos los detalles de la Santa Cena en la Procesión Magna ‘Lumen Dei’

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Hermandad Eucarística y Cofradía de Nazarenos de la Santa Cena y María Santísima de Fe y Caridad.

Participación del paso de misterio de la Santa Cena en la procesión magna ‘Lumen Dei in Aeternum’, conmemorativa del LXXV Aniversario de la Agrupación de Hermandades y Cofradías de Almería.

Procesionará en segundo lugar, entre el Señor de la Victoria de la Hermandad de la Borriquita y la Virgen de la Unidad, representando el pasaje ‘La institución de la Eucaristía: La Luz de Dios de cada día’.

Sábado 29 de octubre de 2022

HORARIOS E ITINERARIOS.

Salida de la Parroquia de San Pedro (19.00), Ricardos, Paseo de Almería (19.20), General Tamayo, Plaza de la Virgen del Mar, Gravina, Real, Eduardo Pérez, Plaza de la Catedral (Salida de la cruz a las 20.52 – Salida del paso a las 21.07), Cervantes, Plaza de la Administración Vieja, Mariana, Jovellanos, Real, Antonio Gónzález Egea, San Pedro, Padre Luque, Gómez Ulla, Ricardos, Entrada en la Parroquia de San Pedro (22.50).

IMAGINERÍA: El grupo escultórico de la Santa Cena es obra de don José Antonio Navarro Arteaga, siendo bendecido el 28 de febrero de 1999.

PASO PROCESIONAL: La talla del paso es obra de don Francisco San Román, ejecutada entre 1994 y 1999, con ebanistería de don Francisco Bailac y barnizado de don Antonio Lázaro. Los candelabros de guardabrisas son obra del taller de Guzmán Bejarano (2002), mientras que los guardabrisones que iluminan el canasto son de Orfebrería Villarreal (2006).

Las cartelas son obra de don José Antonio Navarro Arteaga, dispuestas del siguiente modo:

  • Canasto: Oración en el Huerto, Prendimiento, Azotes, Sentencia, Tercera Caída, Encuentro de Jesús con las mujeres,Crucifixión, Piedad, Sagrada Mortaja y Resurrección.
  • Respiradero: Alegoría de la Eucaristía (frontal), Virgen del Mar, San Indalecio y Santiago Apóstol (lateral derecho), San Pedro Apóstol, San Valentín y el Beato Diego Ventaja (lateral izquierdo) y el escudo de la Ciudad de Almería en la trasera.

Los faldones, de terciopelo burdeos, llevan broches bordados en aplicación por José Manuel González Hinojosa (1999). El llamador -que representa al cordero pascual bajo diseño de Navarro Arteaga), la palangana y la jarra son obras de Orfebrería Aragón, de Motril.

EXORNO FLORAL: Rosa pink mondial, lisianthus doble champagne, hypericum coco, gerbera mini belfi, sedum, y esparraguera dorada. Dispuesto por la Floristería Gracia y la Penca.

ESTRENOS: Nueva mesa para la Santa Cena, obra de N.H.D. Juan Francisco Ojeda Magán. Mantel donado por un hermano, alimentos para el cenáculo, donados por un hermano con la colaboración de la panaderñia La Pelina.

Los ensambles de los brazos del Señor han sido restaurados por el escultor y restaurador almeriense don Jesús Latorre.

El misterio de la Santa Cena estará dispuesto como en el pasado Corpus Christi, aunque esta vez con sus candelabros de guardabrisas habituales.

VESTIDORES DEL SEÑOR: N.H.D. Juan Andrés Cabezas y N.H.D. Manuel Flores López.

CERA: Roja. De la Cerería La Esperanza Sevillana, de Umbrete (Sevilla).

CAPATAZ GENERAL: N.H.D. Manuel Flores López. Auxiliado por N.H.D. Daniel Pérez López, N.H.D. Juan Francisco Jódar Bernal, N.H.D. Alejandro Gutiérrez Hernández, N.H.D. Basilio García Navarro, N.H.D. Jordi Montes Pomares, N.H.D. Salvador Romero Serna y N.H.D. Agustín García Navarro

COSTALEROS: El misterio calza 45 costaleros. Formarán parte de la cuadrilla más de 90 hombres, costaleros de nuestros dos pasos.

ACOMPAÑAMIENTO MUSICAL: Banda de Cornetas y Tambores Nuestra Señora del Carmen, de Almería, desde la salida hasta la plaza Virgen del Mar. Desde allí y hasta la entrada, acompañará al Señor la Agrupación Musical Nuestro Padre Jesús de la Pasión, de Linares.

MARCHAS DEDICADAS QUE SONARÁN: Este es mi Cuerpo, En Cuerpo y Sangre, In Coena Domini, Santissimum Sacramentum y Cáliz de Fe.

Detalles en el paso y en el cortejo

El Señor de la Santa Cena va vestido con su túnica bordada burdeos, obra de José Manuel González Hinojosa estrenada en su bendición, en 1999. Viste mantolín de terciopelo en color oro viejo, estrenado en 2019. Llevará sus potencias en plata sobredorada y pedrería, de orfebrería cordobesa de 1988. Portará en su mano izquierda el cáliz de Orfebrería Triana (2000).

La Hermandad continúa con la renovación de las vestimentas de los apóstoles, que se presentan de manera diferente una vez más.

La disposición del misterio será la misma que en la del Corpus Christi, adelantando a la imagen del Señor en el paso, aunque habiéndose realizado una mesa acorde a la nueva distribución. Se realza el protagonismo de Jesús en la escena. Judas Iscariote aparece en la trasera del paso, como abandonando la escena y recordando el momento en que Jesús da un nuevo mandamiento a sus discípulos, el mandamiento del amor, tan relevante en esta solemnidad. ‘Cuando salió Judas del cenáculo, dijo Jesús: «Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios es glorificado en él. Si Dios es glorificado en él, también Dios lo glorificará en si mismo: pronto lo glorificará. Hijos míos, me queda poco de estar con vosotros. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis unos a otros; como yo os he amado, amaos también entre vosotros. La señal por la que conocerán todos que sois discípulos míos será que os amáis unos a otros’.

En el cortejo figurará la Cruz Parroquial y los ciriales que le acompañan, propiedad de la Parroquia de San Pedro, nuestra sede canónica, y el Estandarte (José Manuel González Hinojosa, con asta de Aragón, 1993), así como los ciriales del paso de misterio, obra de Francisco San Román estrenados en el año 2000. Acompañarán hermanos y devotos con cirio.

Pasaje representado: La institución de la Eucaristía: La Luz de Dios de cada día

Durante la cena, cuando ya el diablo había puesto en el corazón a Judas Iscariote, hijo de Simón, el propósito de entregarle, sabiendo que el Padre le había puesto todo en sus manos y que había salido de Dios y a Dios volvía, Jesús se levanta de la mesa, se quita sus vestidos y, tomando una toalla, se la ciñó. Luego echa agua en un lebrillo y se puso a lavar los pies de los discípulos y a secárselos con la toalla
con que estaba ceñido. Después que les lavó los pies, tomó sus vestidos, volvió a la mesa y les dijo: “¿Comprendéis lo que he hecho con vosotros? Vosotros me llamáis “el Maestro” y “el Señor”, y decís bien porque lo soy. Pues si yo, el Señor y el Maestro, os he lavado los pies, vosotros también debéis lavaros los pies unos a otros.

Porque os he dado ejemplo, para que también vosotros hagáis como yo he hecho con vosotros… Os lo digo desde ahora, antes de que suceda, para que, cuando suceda, creáis que Yo Soy. En verdad, en verdad os digo: quien acoja al que yo envíe me acoge a mí, y quien me acoja a mí, acoge a Aquel que me ha enviado. Os doy un mandamiento nuevo: que os améis los unos a losotros. Que, como yo os he amado, así os améis también vosotros los unos a los otros. Enesto conocerán todos que sois discípulos míos: si os tenéis amor los unos a los otros”.

Cuando Judas salió dice Jesús: “Creéis en Dios: creed también en mí. Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida. Nadie va al Padre sino por mí. Si me conocéis a mí, conoceréis también a mi Padre; desde ahora lo conocéis y lo habéis visto. El que me ha visto a mí, ha visto al Padre. El Padre que permanece en mí es el que realiza las obras. Creedme: yo estoy en el Padre y el Padre está en mí… No os dejaré huérfanos: volveré a vosotros. Dentro de poco el mundo ya no me verá, pero vosotros sí me veréis, porque yo vivo y también vosotros viviréis. Aquel día comprenderéis que yo estoy en mi Padre y vosotros en mí y yo en vosotros. El que tiene mis mandamientos y los guarda, ése es el que me ama; y el que me ame, será amado de mi Padre, y yo le amaré y me manifestaré a él. Si alguno me ama, guardará mi Palabra y mi Padre le amará, y vendremos a él y haremos morada en él. El que no me ama no guarda mis palabras. Y la palabra que escucháis no es mía, sino del Padre que me ha enviado. Pero el Espíritu Santo, que el Padre enviará en mi nombre, os lo enseñará todo y os
recordará todo lo que yo os he dicho. Os dejo la paz, mi paz os doy; no os la doy como la da el mundo. No se turbe vuestro corazón ni se acobarde… Salí del Padre y he venido al mundo. Ahora dejo otra vez el mundo y voy al Padre; pero ha de saber el mundo que amo al Padre y que obro según el Padre me ha ordenado…”

“Ahora ya saben que todo lo que me has dado viene de Ti; porque las palabras que Tú me diste se las he dado a ellos y ellos las han aceptado y han reconocido verdaderamente que vengo de Ti y han creído que Tú me has enviado. Como Tú, Padre, en mí y yo en Ti, que ellos también sean uno en nosotros, para que el mundo crea que Tú me has enviado. Yo les he dado a conocer tu Nombre y se lo seguiré
dando aconocer, para que el amor con que Tú me has amado esté en ellos y yo en ellos”.

Mientras estaban comiendo, tomó Jesús pan y lo bendijo, lo partió y, dándoselo a sus discípulos, dijo: “Tomad, comed, éste es mi cuerpo.” Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio diciendo: “Bebed de ella todos, porque ésta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos para perdón de los pecados”.

Era la noche de las despedidas, de las confidencias, en que Jesús siente la necesidad de sincerarse y abrir su corazón y les muestra el mejor modo de querer: Jesús ama sirviendo. Es evidente que Jesús quiere revelar el valor de la humildad, del servicio y la necesidad de la purificación para acceder a la Eucaristía. Dios es Amor y el amor de Jesús es entrega, pensar en el otro, querer el bien del otro. En Jesús “el mayor sirve al menor”, hasta el extremo de que Dios sirve al hombre. Esa es la gloria del Hijo: amar con un amor total. Y esa es la gloria del Padre: amar con un amor que perdona. Y el Padre premiará al Hijo en cuanto hombre con una vida desconocida hasta entonces: la vida resucitada.

Como regalo de despedida no tenía nada mejor que darse a sí mismo, convertirse en alimento de las almas. El sacramento de la eucaristía quedaba instituido y era entregado a los hombres de todos los tiempos como la mayor prueba de amor que se podía dar. Jesucristo se quedaba para siempre entre nosotros con una presencia real.Aquel pan es Él mismo oculto en las apariencias del pan, es el pan de vida. Allí, ante ellos, en sus manos, está el mismo Jesús oculto por amor para ser alimento de susalmas y de sus cuerpos, para entrar en comunión con ellos. Ya no es pan, sino que es el cuerpo de Cristo. La Vida se hizo carne en la encarnación, ahora la vida se oculta y se manifiesta en un alimento. Junto al cuerpo está el alma y la divinidad. Es la máxima presencia de Dios entre los hombres sin alterar el modo humano de existir. Es un verdadero sacrificio sacramental. La causa es un amor de locura. No es sólo el amor que da, es el amor que se da y el que coma de ese pan vivirá para siempre y resucitará glorioso. Este pan es vida del mundo, vida de la nueva Iglesia que se reunirá para administrar este don de Dios a los hombres.

En el tercer cáliz de bendición la alianza de Dios con los hombres se realiza en una sangre más preciosa: la de Jesús. Cristo, Dios y hombre en única persona, representa a Dios y también representa a la humanidad. Es una alianza verdadera y definitiva en Jesús: la unión de Dios y el hombre en Jesús es total y perfecta. Pero los hombres seguían estando en pecado y era necesaria una reconciliación, que iba a realizarse con sangre. Esta sangre, que se entrega con amor generoso para la salvación de la multitud, “derramada por muchos” para la “remisión de los pecados”, es la del Hijo de Dios.

Por último, Jesús añade: “haced esto en memoria mía”. Es el mandato del nuevosacerdocio. El único sacerdote es Cristo, la víctima ofrecida es Él mismo. Los nuevos sacerdotes participarán en ese sacerdocio con el gesto de repetir esa consagración del pan y del vino, de “la fracción del pan”. Por esto Pablo recuerda que “cuantas veces comáis este pan y bebáis este cáliz, anunciáis la muerte del Señor hasta que venga”. Este es el momento central de la Cena: ha sido instituido el sacramento de la Eucaristía y del sacerdocio. Ha comenzado una nueva alianza entre el amor de Dios que se da y el de los hombres que pueden entrar en comunión con Dios de un modo humilde y grandioso.

“Yo soy el Camino, la Verdad y la Vida; nadie va al Padre sino por mí… Yo estoy en el Padre y el Padre en mí; y si no, creed por las obras mismas”. La revelación ha llegado a su punto más alto: existe un solo Dios que es Padre, Hijo y Espíritu Santo. El Espíritu Santo será el gran don del Padre y del Hijo a los hombres. El amor con que el Padre y el Hijo se aman será dado a los hombres moviéndoles desde dentro para que puedan gozar de ese amor divino.

Sin Cristo no se puede nada y todo es nada, fracaso y decepción. Pero con Él se puede llegar a la cumbre de lo humano, traspasar ese límite y vivir en la luz y el amor para siempre. Más no se puede pedir. La ley del amor ¿Qué hacer para poder estar unido con Dios y con Jesús? Vivir de amor “como yo os he amado”. Por amor se pueden hacer regalos, se pueden hacer esfuerzos y sacrificios, se pueden prodigar los beneficios sobre la persona amada. Pero siempre queda aún algo: dar la vida. La muerte semuestra aquí como testigo mudo de ese amor más fuerte, de un amor que no se detiene ante nada ni ante nadie. Ese amor de amigo de Jesús por los suyos, esa elevación de siervos a amigos, poniéndoles en un nivel más alto que el que les corresponde, es una revelación del amor del Padre. Sólo el que comprende el amor del Padre puede comprender el amor del Hijo. Jesús es enviado por el Padre al mundo como luz y como salvador. Del mismo modo, los suyos deben ser luz del mundo con la ayuda del Padre y el ejemplo del Hijo.

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